Desde que nacemos, nos vemos inmersos en diversas emociones. Sin embargo, éstas van desarrollándose a lo largo de la primera infancia. En el nacimiento, no vemos a un bebé que sienta temor, angustia, vergüenza, entre otras emociones. ¿Cómo es entonces y cuál es la evolución de emociones en el humano?
El desarrollo de las emociones depende del conocimiento que tenemos sobre la interacción social y la posibilidad de identificar emociones internas dependiendo de la situación. Hoy en día sabemos que existen dos tipos de emociones: básicas o de primer orden, las cuales se refieren a sentimientos de sorpresa, tristeza, enojo, miedo y alegría. Dichas emociones son generales y producidas por un proceso evolutivo (proceso de supervivencia que permite una forma básica de comunicación). Por otro lado, tenemos las emociones secundarias, las cuales son cogniciones elaboradas a partir de la idea de uno mismo, aparecen a los dos años y medio aproximadamente por medio de la evaluación de nuestro propio comportamiento, la detección que somos un ser independiente y la experiencia.
Por lo que, dependiendo de la edad en la que se encuentra la persona y el desarrollo cognitivo, se van desarrollando y acomplejando las emociones que sentimos. Nos encontramos con que:
0-3 meses de edad: Dependemos de reacciones de estrés y angustia, donde se ve presente cuando el bebé tiene hambre o se encuentra incómodo por situaciones como necesidad de cambio de ropa, despertarse con hambre, quererse dormir, estar acalorado, dolor de estómago, etc.
3 meses: Comienza a haber una interacción social con otra persona (madre/padre/cuidador), donde podemos encontrarnos con emociones de felicidad y tristeza. La felicidad es a partir de la maduración del campo visual, permitiendo que no vean únicamente la periferia, sino frente a ellos. Esto les permite ser sociales y depender de las interacciones que tienen con la otra persona. Por otra parte, tenemos la tristeza que va acompañada de disgusto, cuando hay algo que no les gusta, se sienten incómodos, sienten sueño o hambre.
4-6 meses: Se presenta el enojo cuando hay frustración, el cual depende de eventos internos como hambre o situaciones sociales. Si el bebé les pide leche y ustedes le traen papilla, se enojará y lo demostrará rechazando la comida, mostrando cara de enojo y en ocasiones llorando.
7-8 meses: Sorpresa, dependiendo de la situación. Aquí podemos ver el juego de ¿Dónde está mamá/papá? En el cual se cubren la cara y al destaparla podrán ver la sorpresa en la cara de su peque. Al mismo tiempo se desarrolla miedo, el cual se puede ver ante el entendimiento de caras conocidas y desconocidas. Hemos visto situaciones donde un bebé está tranquilo, pero si un extraño lo carga, comenzará a poner cara de angustia seguido de llanto.
Año y medio – 2 años: En esta edad existe una conciencia sobre uno mismo, es decir, mamá y yo no somos la misma persona, sino personas diferentes con necesidades diferentes. Por lo mismo, existe una identificación de las emociones básicas y más complejas tales como vergüenza, culpa, orgullo, pena y celos. Depende de la percepción de ser evaluado de manera positiva o negativa.
A lo largo del desarrollo de sus hijos y de las emociones que van convirtiéndose en más complejas, es importante que como padres tengan calma, permitiendo entender y sentir dichas emociones. Una recomendación para ustedes es que comiencen a nombrarlas y explicar por qué se sienten de esa manera, dándoles a entender que es un proceso normal que todos sentimos ante ciertas situaciones.
Nombrar las emociones les permitimos a nuestros hijos no solo que conozcan de qué manera se sienten, sino a poderlo expresar de mejor manera dependiendo de la etapa en la que se encuentran. Habrá niños que presenten el desarrollo de sus emociones más tarde o más temprano, lo importante es que ustedes funjan como guía para que ellos las detecten y las entiendan.