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  • Foto del escritorDoctor Sonrisas

Siempre es un buen día para ser feliz

Mi historia en Doctor Sonrisas comenzó hace 4 años y medio, y les aseguro que nunca imaginé el impacto que tendría en mi vida.


Cambió significativamente mi perspectiva de lo que es vivir, me enseñó que vivir es mucho más que solamente respirar; es disfrutar la vida, coleccionar historias y aventuras, es disfrutar al máximo esos pequeños instantes.



Desde que comencé a asistir a las actividades me enamoré de cada una de ellas. Cada visita, cada tren, cada sueño, cada posada, han sido únicas e inolvidables y me gustaría contarles una de las experiencias que más ha cambiado mi vida.


En la primer posada que asistí de Dr. Sonrisas, tuve la fortuna de compartir el día con dos pequeños extraordinarios: Dani, quién padecía un problema del corazón y Lalo, hermanito de un paciente. La amistad que hicimos entre nosotros fue tan linda, sincera, especial y, sobre todo, inolvidable. Sin duda, pasamos un día increíble, en el cual participamos en todas las actividades y juegos, reímos a carcajadas, saltábamos y rodábamos por el pasto, ¡vaya que nos divertimos!, Al llegar el momento de que hicieran su carta para Santa Claus, los voluntarios encargados les explicaron que escribieran su mayor deseo, aquello que los hiciera muy felices, una vez escuchado esto, no tardaron más de un segundo en comenzar a escribir su carta; ambos tenían una gran sonrisa en su rostro, y sus ojos irradiaban emoción.


El primero en terminar fue Dani, inmediatamente me mostró lo que había escrito, en su carta le pedía a Santa que Lalo, su compañerito de juegos de esa mañana, estuviera sano, pensando que al igual que él, padecía una enfermedad; al leerlo, me quedé sin palabras. Mil y un sentimientos llegaron a mí y lo único que pude hacer en ese momento, con un nudo en la garganta, fue sonreírle y darle un gran abrazo. Con ese pequeño gesto, mostró su grandeza. La admiración y cariño que siento por él y todos los niños que he tenido la fortuna de conocer, son infinitos. Sin duda alguna, ese momento marcó mi vida para siempre.


No cabe duda que los niños que he conocido a lo largo de este trayecto, son mi mayor ejemplo a seguir, día a día nos muestran su valentía, fortaleza y alegría, ellos sí que saben lo que es vivir, no se quedan pensando en sus limitantes, sino que buscan las otras miles de cosas que pueden hacer. Cada uno de ellos me ha dado lecciones de vida que atesoro en lo más profundo de mi corazón.


También he tenido la fortuna de conocer voluntarios extraordinarios, de quienes he aprendido muchísimo y que tienen todo mi cariño y admiración. El convivir con ellos durante las actividades es increíble, estar rodeado de gente que sonríe y transmite alegría, me brinda una paz, una calma y una felicidad impresionante.


Definitivamente nunca dejaré de agradecer a Dr. Sonrisas por las experiencias que he tenido, por todas las personas que he conocido, por las lecciones que he aprendido y por enseñarme que siempre es un buen día para ser feliz.


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